Es nuestra intención, a través de este trabajo, recordar a un grande de las letras argentinas. Escritor que marcó un camino hacia nuevas formas de escribir y de leer. Autor de obras, tanto para adultos como para jóvenes y adolescentes.
JULIO CORTAZAR, UN NARRADOR REVOLUCIONARIO
INTRODUCCIÓN
Uno de los exponentes más brillantes del Siglo XX es el escritor Julio Cortázar.
Su importancia fundamental es que marcó un cambio en la narrativa, no solo argentina sino mundial, a partir de su novela Rayuela, aparecida en 1963. La denominación de la obra nos anuncia el cambio. Él la llama «antinovela».
Todo movimiento que rompa con viejas estructuras, que abra un camino hacia nuevos conceptos, trae aparejado una revolución en todo sentido. Desde lo puramente literario, desde la forma de posicionarse frente a la obra, desde la lectura, desde repensar nuevos rumbos en la vida social y política de una comunidad, de un país, del mundo.
Si bien hubo algunos autores que comenzaron a producir formas narrativas que mostraban el advenimiento de un cambio, Rayuela marca un hito en la era de la imprenta. Porque presenta otra forma, no ya lineal, sino fracturada, como apertura hacia la lectura multidireccional, base de la lectura mediática y predecesora del hipertexto.
La lectura de Rayuela nos propone un viaje hacia otras formas literarias, otras formas de introducirse en el texto. Nos propone el desciframiento de otros textos. Esta nueva concepción hay que pensarla como la instalación de una determinada ideología que coloca al lector en un espacio comprometido.
Nuestro objetivo entonces, es señalar algunas características de la obra como argumentación de nuestra hipótesis:
«Rayuela marca un hito en la era de la imprenta hacia la lectura del hipertexto.»
El panorama literario del S. XX
En las letras latinoamericanas de este siglo hay una tradición viva. Y partimos de 1940 Termina la guerra civil española y comienza la 2da. guerra mundial. La guerra civil española orienta hacia América Latina.
Esta 2da. guerra mundial dificulta la corriente de libros y revistas europeos y obliga al intelectual latinoamericano a producir por sí mismo lo que le falta. Se fundan editoriales y revistas, institutos de cultura, bibliotecas y museos. Se contribuye a la profesionalización del escritor. Se fomenta la lectura.
Los escritores latinoamericanos se imponen en su continente pero no en el exterior. En 1940 ya está la tradición de la novela de la tierra y algo de la novela urbana. Comienzar a darse elementos latinoamericanos pero se percibe la escuela de Joyce, Kafka y Faulkner. De este modo va surgiendo la nueva novela latinoamericana y su lenguaje tan particular. Podemos reconocer las huellas de Ezequiel M. Estrada, el estilo de Octavio Paz, en la novela de Carlos Fuentes. Neruda y Borges están presentes. La nueva novela intenta explorar la realidad y además puede transmitir esa otra realidad, la del lenguaje.
Es cierto que podríamos pensar en una influencia del Ulises de Joyce. Esta obra fue publicada en 1922. Y podemos observar un intento de romper con las formas convencionales de la época.
Rayuela como ruptura de las estructuras narrativas tradicionales
No se trata solo de una ruptura en los tiempos narrativos ni un problema de afirmación de la identidad, sino una búsqueda por romper estructuras ya gastadas. Cortazar va más lejos aún. En ese afán por encontrar una nueva manera de narrar, logra avanzar sobre algo fundamental. Se abre así un campo insospechado en la forma de leer. Se trata de la apertura visual y multidireccional de abarcar el texto. Hay un cambio en las estructuras tradicionales en cuanto a la linealidad del relato.
Se ha hablado acerca del lector y de su participación activa, su diálogo con el autor, con los personajes, con el hilo narrativo. Sin embargo, la obra impresa seguía aferrada a las reglas fijas de la técnica. Cuanto mejor utilizaba la técnica el escritor, más reconocimiento intelectual. Así, el autor era un personaje casi intocable, que estaba por encima del lector, y del común de la gente.
El lector-autor, protagonista de la obra
Rayuela era la antilectura, la antinovela. Y eso significaba una verdadera revolución, un agravio al canon. De esta forma, el lector era el verdadero protagonista. Porque participaba y se introducía en el texto. Ahora puede decidir qué hacer, desde dónde leer.
Dice Noé Jítrik:
«Estas nuevas maneras de tratar narrador, tiempo y espacio presentan ante todo el interés del cambio que ha producido en la fisonomía total de la narrativa latinoamericana. Además, a través de las expresiones más logradas, surge también la imagen de un poder en ejercicio, el poder de la transformación. Creo que Rayuela, de Julio Cortázar, pone bien en evidencia este segundo aspecto.(…)»
Observamos que Jítrik señala los cambios en el tratamiento narrativo y además habla de un poder de transformación en Rayuela.
Rayuela rompe con los tres pasos clásicos de la narrativa: principio, medio y fin. Sorprende la fragmentación; tiene dos posibilidades para introducirse en la obra: o leer de la manera más canónica siguiendo el argumento pero saltando páginas o seguir las directivas del autor, respetando la secuencia pero siguiendo los saltos argumentales. Puede seguir encontrar las pistas espacio-temporales, ir a los finales cerrados o bien saltar los capítulos en busca de otras expectativas. Formas de encontrar otros goces, otros encuentros con la creatividad.
Según Cortázar es la verdadera forma de leer: el lector como co-autor, co-participante. El lector debe hacer uso de la memoria argumental y de su poder de imaginación y creatividad.
Anuncio de una nueva era
Es evidente que hay una reacción a lo que era la estructura narrativa, donde el lector no hace más que seguir la línea argumental sin alteraciones. Si tenemos en cuenta la ideología política de Cortázar, podremos relacionar ambas actitudes: la ruptura de las formas de leer y de escribir y de ser el precursor del soporte virtual. Esto apunta a una revolución económica, política y social.
Esta lectura de un nuevo soporte, el hipertexto, nos abre un camino nuevo y desconocido lleno de posibilidades. El hipertexto rompe la concepción del texto como una línea recta. La consecuencia puede llegar a modificar los conceptos de autor, lector, obra y edición.
Confirmamos así nuestra hipótesis al señalar las consecuencias. Las mismas son claras: la forma de leer permite llegar a niveles mayores de profundidad; hay otra forma visual de acaparar la información, multidireccional, lo que hace posible la lectura interactiva. No hay una línea divisoria entre autor y lector. Nos arriesgamos a pensar más allá. Nuestra pregunta sería si no habría un cambio radical con la autoría y los derechos de autor.
¿Estas transformaciones pueden tener consecuencias en el sentido de originalidad? ¿Un lector puede tomar partes de un texto y recrearlo? ¿Puede reescribir y modificar un cuento, una novela? ¿Podemos decir que siguen vigentes las reglas del género? Entonces, cómo clasificaríamos obras como las de Cortázar, o Paradizo de Lezama Lima, o Tres tristes tigres. Qué sucede con el advenimiento del montaje, donde aparece el lenguaje cinematográfico, donde se mezclan todos los tipos textuales.
Conclusión
Rayuela ha marcado una época, ha sido un cambio posible en la literatura, de donde no se pudo volver. Pero deberán pasar años, largas travesías, para que esta fuerza revolucionaria ayude a producir un cambio en nuestras sociedades tan desiguales. Advertimos el propósito de Cortázar: apuntar a un lector creativo, que pueda encontrar nuevos caminos. Solo tenemos que ser actores comprometidos, desde nuestros humildes o importantes lugares.
Zulma Esther Prina