Un encuentro inesperado de Raquel Barthe[1]
Valoración crítica del texto literario para niños (o jóvenes)
INTRODUCCIÓN
La Literatura para niños y adolescentes es un campo que abarca todos los géneros literarios, teniendo en cuenta al receptor que, por ser niño o adolescente, tiene características diferentes del lector adulto. Lo que permanece estable es la literatura. Por esta razón, debemos estudiarla con el mismo enfoque que la literatura para adultos. Quiere decir que no hay dos literaturas, sino dos tipos de receptores y no es a ellos a quienes vamos a estudiar ni analizar en profundidad. Nuestra intención es encontrar en la obra seleccionada, el valor como obra literaria.
En La literatura para niños y jóvenes, María Luisa Miretti [2] habla acerca del “horizonte de experiencias del lector” y acuerda con Jauss, a quien cita, en que este horizonte de experiencias es el centro de atención de la Teoría de la recepción. La reconstrucción de ese horizonte es el camino que lleva a reconocer el valor de las obras de arte. Estas son las que rompen con la norma, de acuerdo con lo pautado en un determinado tiempo y cultura.
Considero que la Literatura para niños es toda aquella que haya sido escrita o no para los niños, pero esa de la que ellos se han apropiado haciéndola suya. Los valores son los que le brindarán calidad literaria, además de otras características.
Tanto los valores éticos como estéticos no deben jerarquizarse; de ninguna manera debemos considerar que uno es más importante que el otro. En todo caso, lo importante será el tratamiento que se haga de ellos.
Dentro de un texto literario siempre encontraremos un mensaje (o más de uno), pero este no deberá estar explícito, sino que subyacerá en el mismo texto, permitiendo una lectura “entre líneas”. Este mensaje podrá ser consciente o inconsciente por parte del escritor, pero permanecerá implícito para que pueda tener diversos niveles de interpretaciones según los diferentes lectores o momentos en que es leído por un mismo lector. El mismo, leído con diferentes estados de ánimo o a distintas edades, puede ofrecer diversas interpretaciones y esta multiplicidad de lecturas es la que le da mayores valores literarios y lo mantiene vigente a través del tiempo.
Con respecto a esta multiplicidad de lecturas, Iser expresa[3] que el crítico debe observar los efectos que un texto produce en el receptor, ya que hay muchas posibilidades de lectura en un mismo texto.
En nuestro país es innumerable la cantidad de excelentes escritores que abrieron las puertas a un mundo de fantasías, de sueños, de miedos, con el ingrediente del juego de la imaginación. O mensajes que incitaban a la solidaridad, a la unión entre pares. Hubo en el medio, épocas de retracción, de prohibiciones que entorpecieron este progreso. Con algunos altibajos, la literatura para niños y adolescentes se fue fortaleciendo. Por supuesto que hay libros de todo tipo. Pero es el lector en definitiva el que debe tener la última palabra al elegir qué leer.
Frente a un texto literario debemos propiciar una lectura valorativa, crítica y reflexiva, en lugar de exigir una lectura comprensiva, ya que la primera es siempre superior a la segunda y permite sentir, más que razonar, dando lugar a juicios críticos por parte del lector. Un buen cuento para niños o adolescentes, debe serlo también para los adultos y, según se dice, “si no es bueno, es un crimen dárselo a leer a los niños”.
DESARROLLO
Análisis del cuento
Argumento
Se trata de una adolescente que se enoja porque su madre (o la familia) la despierta temprano los días domingos. Se va a caminar para no pelearse con nadie y volver con alguna solución. Por el camino encuentra la respuesta y vuelve a la casa, con intención de darle su merecido a su familia, para luego llegar a un acuerdo.
Relación narrador – lector
Como podemos observar, la protagonista parece ser una adolescente que se presenta enojada, en especial con su mamá porque no la dejan dormir, y pensar que es día domingo.
sueño y no poder dormir.”
¿Por qué decimos la protagonista? Porque dice: “… me resulta insoportable….”
Como podemos advertir, el lenguaje es característico de una/o adolescente. Comienza enojada. Marca su enojo con la reiteración: “insoportable” y refuerza con el “muy, muy insoportable”
Estamos en presencia de una protagonista que en la introducción explica su problema. No hay descripción del lugar ni de personajes. Sí, podemos ubicarnos en una mañana de domingo. Sabemos por la misma, que estaba durmiendo y la despertaron. El receptor ya está ubicado en una casa de familia y puede imaginársela como quiera. También a la familia, pues solo sabe hasta ahora que este personaje tiene una madre que la molesta porque no la deja dormir los días domingos hasta tarde.
“Y mamá se las ingenia…”
Hay una carga de reproche y bronca en el uso verbal.
Observamos que el relato irrumpe como si ya hubiese comenzado. Ella, y decimos “ELLA” porque no sabemos su nombre. Sin embargo, es como si ya la conociéramos. Tal vez al lector le importe (o no) saber su nombre. Pero el ritmo de la acción es tan natural, tan de adolescente, que esos pueden ser detalles que pasan por alto porque “ella” sabe ponerse en la piel de su receptor.
Parece que habla como si estuviese contándole su problema a alguien. En ese caso, es un alguien que no habla. Escucha, pues Ella pregunta o se pregunta y se responde a sí misma. Es en realidad un monólogo porque habla consigo misma. Tal vez podríamos decir que es un YO que le habla a un TÚ que es ese otro que todos llevamos adentro. Si así fuera, sería un diálogo muy particular: ella con su otro YO.
También podríamos pensar que le habla a un público imaginario, con tanta naturalidad que hasta el lector puede sentir que él es el receptor de sus comentarios. Allí, el receptor ya se siente identificado con la protagonista, pues le hace partícipe de su situación. El posible receptor adolescente se sentirá en un todo identificado con su “bronca”.
En principio, podemos imaginar una familia compuesta por X integrantes, o bien solo madre e hija. Pero más adelante habrá otro indicio cuado dice:
(…) para no pelearme con nadie. Sabía bien que si me quedaba terminaría siendo grosera y descargando mi mal humor con el primero que se me cruzara (…)
Este enunciado está cargado de marcas indicadoras de malestar, rabia, enojo, pero contenido. Ella decide irse para no pelearse “con nadie” ni “descargar su malhumor con el primero…”. El “nadie” “el primero”, es otro indicador de enojo contenido pues involucra a todos sin mencionar en especial a ninguno de los componentes familiares. Hay un cierto aire despectivo, de rechazo, pero al mismo tiempo, una actitud voluntaria de no demostrar su enojo. (ética)
Estas marcas, si bien no indican personas expresas, suponemos que habrá otros componentes en el hogar. Y que reconoceremos a algún integrante cuando “ella” mencionará a la abuela.
Este personaje parece caer simpático desde el comienzo, porque ¿a quién no le gusta dormir hasta tarde un domingo? Y sus rezongos son los mismos que podría decir cualquiera, también el lector. Por eso ya se pone de parte de la protagonista. Son formas, recursos que se utilizan para atrapar.
El narrador, que es la misma protagonista, utiliza el lenguaje hablado: directo, sin floreos, con expresiones del lenguaje cotidiano, familiar. Esto hace que el receptor se involucre y se sienta en un mismo plano de confianza. Veremos que durante todo el relato mantiene esta misma postura.
El autor, que no es el narrador, está creando un personaje y lo hace hablar. Es decir, que reproduce el lenguaje hablado a través de la escritura. Y esto es bien común en la Literatura para niños y es la oralidad secundaria.
Seguimos con el cuento
¿Cómo sabe el lector desde el primer momento, que es domingo? Porque Ella explica en su introducción, que el sábado se había quedado hasta tarde leyendo una novela “de ésas que atrapan” y la madre la hace levantar. Y reproduce palabras de la madre. “¡nena, no pensás levantarte…!”
Hasta aquí la introducción. Comienza el conflicto con algo sorpresivo:
Los golpes en la puerta… me sobresaltaron…
Inmediatamente sabemos que algo va a pasar.
El siguiente párrafo comienza con “Entonces…” el consabido entonces de los cuentos tradicionales y de todos los cuentos que nos van poniendo en alerta, seguido de una ráfaga de acciones en las que podemos visualizar a la niña, adolescente o jovencita, cargada de “bronca”:
Entonces me levanté, me puse las zapatillas y salí de la casa sin siquiera desayunar y dando un portazo.
Vamos a observar que los verbos son un elemento fundamental, ya que va marcando las emociones de la protagonista. Al mismo tiempo observamos un lenguaje muy directo y acorde con la idiosincrasia de un pre o adolescente. Pero antes de estas acciones tan rápidas como su enojo, cuenta el porqué de su actitud: no quiere pelearse con nadie.
Y vuelven las acciones: “salí, caminé, corrí, troté”. Hay un obstáculo que tiene que resolver y es que no la despierten los días domingo.
Hasta aquí, la narración nos va llevando al ritmo del personaje, por eso la importancia del uso de los verbos en pretérito perfecto simple del Modo Indicativo, que dan sensación de rapidez, apuro, excitación.
Luego, como si fuera tan natural, agrega una breve descripción del lugar, unida al recorrido de su marcha.
“…el arroyo hasta el primer puente en el límite del pueblo,…”
Habla del arroyo, del puente que hace que el lector se ubique de inmediato en las afueras. Y es el arroyo. No es un arroyo desconocido. El narrador hace participar al lector de los lugares que le son comunes, de todos los días. Por eso es que hay una aproximación cada vez más estrecha entre narrador y lector. Este, vive los acontecimientos como si fuera el protagonista.
Seguidamente Ella dice “el pueblo”. No importa cuál. Es otro vacío que se debe llenar imaginándolo como uno quiera. Vamos viendo cómo juega con este recurso, que es el de dejar vacíos de información para que quien lea, sea el que lo recree. Pero además, nos introduce en los lugares de todos los días, como si fueran tan conocidos y familiares para el lector. Lo introduce en su vida, en su vivencia, como a un amigo de todos los días a quien le cuenta su problema. (ética)
Y siguen las expectativas. Ya en el regreso sucede algo que será lo que va a desencadenar el final tan sorpresivo. Es el elemento de salvación. (indicio que rescata elementos del cuento tradicional) Dice:
“Crucé para regresar por la orilla opuesta cuando tropecé con él.”
Este conector con valor témporo – espacial introduce el alerta ¿Qué pasará ahora? Nos vamos acercando al desenlace. Pero el narrador sigue con el suspenso. Ese “él” es el que va a resolver la situación. Y se sobreentiende porque quedó “deslumbrada”. Enseguida anticipa que hará algo con su hallazgo:
“…me ayudaría a vengarme de mi madre y de todos aquellos que me impedían
dormir “a pata suelta”, como decía mi abuela.
En esta mención a la abuela, el verbo decir, puede darnos indicio de que es un recuerdo, grato por la expresión “a pata suelta”. Podríamos inferir que hay un recuerdo amoroso por parte de la nieta. (ética)
De nuevo la imaginación: ¿quién será? ¿un animal, alguien que les hará sentir miedo? ¿O tal vez algún animalito no deseado en la casa? Porque “él” suena a “alguien” y no a “algo”. La protagonista lo animiza; que es una forma de crear el suspenso. Además lo esconde debajo de la cama.
Ya estamos sobre el desenlace, cuando saca su tesoro: “el clarín”.
“…un clarín dorado y reluciente…”
La adjetivación utilizada es acorde con la emoción y felicidad de la protagonista. Toca con todas sus fuerzas y suponemos que la familia en pleno se sobresaltará. Así logrará su cometido.
Hasta aquí, el análisis de los tres momentos de la narración.
Ahora veamos si se trata de un único personaje.
Decimos único, pues los demás, solo están mencionados (la madre, la abuela, la familia). Ella transcribe algunas palabras de la madre pero nadie más que “ella” es la protagonista. Aunque si profundizamos y queremos tener en cuenta la relevancia del clarín, éste, como objeto de salvación, también sería un personaje muy importante pues sería, como en los cuentos de hadas, el elemento salvador. Al señalarlo como “Él”, ya le está dando identidad, consistencia de personaje.
Cómo se lleva a cabo la conexión a través del discurso
En Un encuentro inesperado podemos seguir el tema a partir de la progresión temática, que es la que luego nos va a permitir llegar a la estructura profunda y que nos conduce a la interpretación. Porque en el discurso se entrelazan las tramas, se va hilvanando la narración y se utilizan los recursos y los conectores que nos llevan a seguir el hilo conductor.
El título propone un enigma, que como tal, es necesario dejarlo en suspenso. Observemos que no es el encuentro, sino un encuentro. Es distinto de “el pueblo” o “el arroyo”. Ese “encuentro” será el que cierre el relato, en el “final feliz”. Otro elemento característico de los cuentos de hadas.
Retomamos el uso de los verbos en primera persona, que nos indica a un narrador protagonista:
“me resulta insoportable”, “despertarme” que se relaciona con el “no dormir”.
Tanto los verbos conjugados como en infinitivo, con distintas funciones según el caso, están marcando un tema., el del sueño y la imposibilidad de dormir los fines de semana:
“no poder dormir; levantarse temprano, aprovechar durmiendo, me quedé dormida; levantarte, sobresaltaron, dormirme (no)”
Hay un juego de opuestos entre los infinitivos modificados y los verbos, que permiten mostrar el enojo de la protagonista con su familia, tan característico de un adolescente. Después, y con el juego de verbos, empieza la verdadera acción:
“me levanté, salí, quería alejarme, no pelearme, sabía, quedaba, terminaría, cruzara, estaba decidida, me fui, caminé, troté, corrí, crucé”
Observemos cómo los verbos nos dan la pista de las emociones y de las acciones de la protagonista.
Hasta aquí la actitud de enojo, hacia adentro. No hay indicios de resolución de su problema hasta que, de improviso, se complejiza la progresión pues se hace necesario, como en todo verdadero cuento, abrir la temática hacia la solución.
La línea sale desde el título hacia este avance de desenlace: “cuando tropecé con él”
Los verbos siguen siendo los elementos de la progresión:
“fue, hacía, verlo, quedé, supe, ayudaría a vengarme, impedían dormir.”
Aquí tenemos unidos el problema con la solución. Así hasta el desenlace, en donde la protagonista hace un pacto con la familia y logra su cometido.
Esta es la base del concepto de conectividad. Cada palabra, cada giro, va enlazándose desde la linealidad del signo y desde las conexiones profundas.
Conectar, enlazar una palabra, una oración o una secuencia con otra, a modo de cadena. Esta conexión al irse entramando la información central con la nueva, apunta a la estructura profunda. No es solamente un enlace de palabras con sentido sino también esos actos de habla, esos hechos relatados o actuados por los personajes o personas que pertenecen a mundos posibles, según determinadas situaciones.
Las imágenes
Las imágenes acompañan y refuerzan lo que la palabra expresa.
Vemos en la primera imagen a una adolescente, con cara de enojo; tapada con la almohada, los oídos cerrados como para no escuchar los llamados. La expresión de su cuerpo, tenso y postura dura, como queriendo esconderse refuerzan las reiteraciones “muy, pero muy insoportable”. El contexto también nos habla de las costumbres adolescentes, con la ropa tirada a los costados de la cama.
La segunda ilustración se ve al la protagonista con la misma cara de enojo, pero con una expresión decidida. Da la impresión de alejarse y no volver. Va a paso más que decidido. Descarga sobre él toda su “bronca”
“Primero con paso vivo y poco a poco aumentando la velocidad caminé,
troté y corrí”
La última ilustración, un rostro diferente, casi imposible de comparar, nos habla de un personaje satisfecho, seguro de haber sentido el sabor de la venganza. (Qué adolescente no desea vengarse de su madre, familia y cualquier mayor que aparezca?)
Podríamos imaginar la cara de satisfacción del lector, haciendo suya la escena y las palabras con las que la jovencita se rebela. Pero el enojo no queda solo en la protesta, sino que busca una solución, una salida creativa y, si bien tiene un viso de venganza, no es en absoluto agresiva, más bien humorística.
CONCLUSIÓN
interpretación,
En cuanto a la interpretación, se sabe que en el texto literario habrá muchas y diferentes interpretaciones. Tantas como lectores, ya que el lector es actor y recrea el texto. Crea, recrea en su mundo interior y puede llegar a interpretaciones que quizá no tienen nada que ver con lo que el escritor quiso decir. Por eso, una vez que el texto llega a las manos del receptor, el escritor deja de tener importancia.
Desde mi interpretación, podría decir que en este texto nos conectamos con una adolescente con carácter fuerte, decidida, con ganas de resolver sus situaciones de vida, enfrentada en esta situación particular con su familia, pero a la vez sensible y comunicativa.
La pelea, la bronca, es interna porque no grita ni discute. Sabe que está enojada y para no pelear sale a calmar sus nervios con un ejercicio.
Recién, tal vez cuando logró calmarse, encontró el elemento que la llevaría a conseguir su objetivo. Su capacidad, su criterio, hacen que utilice ese objeto “el clarín” para llegar a un acuerdo. Ella sabe negociar y convivir.
Valoración:
¿Por qué es importante este cuento?
Porque rescata la relación adolescente-familia. Porque se llega a acuerdos, donde tanto el adolescente como la familia merecen ser tenidos en cuenta, para que los lazos se refuercen. Aquí la familia tiene en claro qué es un adolescente, reflexiona, se deja entrever que hay un diálogo familiar y llegan a acuerdos.
ELLA, se siente contenida y al mismo tiempo valora los lazos familiares, tan castigados en la actualidad.
Si bien no está explícito, surge del texto que hubo una reunión y se llegó a acuerdos, otro elemento que rompe con los cánones más arraigados en la sociedad actual.
Este elemento conciliador es el que da el valor a la obra, ya que hoy, la familia está desvirtualizada, los adolescentes en general no encuentran apoyo en sus mayores, se sienten solos y a la deriva.
El concepto de niño, de adolescente, nuevamente aparece desdibujado en nuestras sociedades. Parecería que está mal que los padres pongan límites. Si a esto agregamos que los padres o quienes sean, están poco tiempo con ellos y no tienen tiempo de escucharlos, tendremos el panorama de una relación familiar débil y poco contenedora.
ADENDDA
El libro vs. El lector, El mediador
En cuanto a la literatura para niños en general, podríamos decir que si el libro provoca una interacción entre emisor-receptor, si se encuentra en él una corriente afectiva, si se transforma en un compañero como un amigo o aquel juguete preferido, “será alguien más para apoyar y dar la mano en el trayecto hacia el aprendizaje de vida.” [5]
Por medio del placer, del bienestar, de la creatividad, podemos lograr buenos resultados. Un niño que vive una infancia feliz, tendrá muchas más posibilidades de resolver satisfactoriamente los conflictos que se le vayan presentando a futuro. Y uno de los elementos fundamentales para apoyar ese crecimiento es el contacto con el juego y las narraciones. Es el apoyo de la familia en primer lugar, como contenedora.
Como mediadores, tenemos que pensar en facilitar el acceso de los chicos a los libros de literatura infantil y juvenil, capacitar a los educadores y hacer tomar conciencia a las familias y a los mayores en general acerca del valor de la lectura. Que el adulto comparta momentos con sus hijos, alumnos, grupos en general, es la forma de acercarse a ellos.
Insistimos en la eficacia de la lectura de cuentos, novelas, poesía, teatro, porque esta lectura que se realiza por placer y sin que medie una evaluación por parte del docente es la más enriquecedora. Ayuda a crecer, a resolver situaciones conflictivas a nivel inconsciente, enriquece el vocabulario, estimula la imaginación y promueve la libertad de pensamiento.
Zulma Esther Prina
BIBLIOGRAFÍA
Texto para el análisis del cuento
Un encuentro inesperado de Raquel Barthe en Dame la mano 3, López, Gladys Noemí —
(3173); Longseller Educación, Buenos Aires, Argentina, 2010, Sección Me gusta que me lean, pp. 130.
BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA
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BÜLHER, Kart; El desarrollo espiritual del niño.-. Madrid, Espasa-Calpe,1934..
ENGELMAYER, Otto; Psicología evolutiva de la infancia y de la adolescencia.-. Traducción Juan J. Thomas, Buenos. Aires Kapelusz, 1970. 1ª Edición.
ISER, W. “El proceso de lectura”; en Mayoral, J. 1987(comp.). Madrid, Arco, 1987
MIRETTI, María Luisa; La Literatura para niños y jóvenes El análisis de la recepción en producciones literarias – Prólogo Teresa Colomer; Rosario, Santa Fe, Homo Sapiens, 2004. ISBN: 950 808407 3
OULIPO; La litterature potentielle.-. París, Gallimard, 1963. Colección de bolsillo,
PROPP, Vladimir; Morfología del cuento.-. Traducción Lourdes Ortiz, España, Fundamentos, 1981. 5ª edición.
RODARI, Gianni. La gramática de la fantasía : introducción al arte de inventar historias. — Barcelona : Argos Vergara, 1984. 2ª. ed. – 192 p. 22 cm. – ISBN. 84-7178-642-7.
SEGHEZZO, Claudia Andrea; “Reflexiones sobre qué es leer”.- En: A Construir, Educación y futuro;, Adrogué, Prov. Bs. As., MV, Noviembre 2006. www.mvediciones.com.ar (p. 540)
SÖRENSEN, Hans, GIRAUD, Pierre, MAURON, Charles. Tres enfoques de la literatura, Carlos Pérez S. A., Buenos Aires, 1969.
VIGOTSKY, L; El desarrollo de los procesos psicológicos superiores.-. México, Grijalbo, 1988. Trad. versión inglesa, Mind in Society: Thedevelopment of higher psychological processes.-. Cambridge, MA: Harvard University Press.
[1] Un encuentro inesperado de Raquel Barthe en Dame la mano 3, López, Gladys Noemí —
(3173); Longseller Educación, Buenos Aires, Argentina, 2010, Sección Me gusta que me lean, pp. 130.
[2] MIRETTI, María Luisa; La Literatura para niños y jóvenes El análisis de la recepción en producciones literarias – Prólogo Teresa Colomer; Rosario, Santa Fe, Homo Sapiens, 2004. ISBN: 950 808407 3
[3] ISER, W. “El proceso de lectura”; en Mayoral, J. 1987(comp.). Madrid, Arco, 1987
[4](Los subrayados son nuestros)
[5] SEGHEZZO, Claudia Andrea; “Reflexiones sobre qué es leer”.- En: A Construir, Educación y futuro; Adrogué, Prov. Bs. As., MV, Noviembre 2006. www.mvediciones.com.ar (p. 540)