Por Marcela Isaías / La Capital
Un nene de 11 años golpeado, discriminado y humillado; que además se silencia hasta el dolor como una forma más de la violencia a la que son sometidos muchos chicos y adolescentes. Y la única preocupación del Ministerio de Educación es dejar en claro si el hecho ocurrió «fuera o dentro de la escuela» o si se cumplimentaron o no «las denuncias correspondientes».
Lo ocurrido es una muestra más de ineptitud y de insensibilidad de un ministerio que debe proyectar una mejor calidad de vida para las nuevas generaciones, que tiene que hacerles pensar que el porvenir está en la educación, y sobre todo convencerlas de que la escuela es el mejor lugar para estar. ¿Quiénes y cómo les van a hacer creer esto a Daniel?
Más que nunca se entiende ese reclamo eterno de los docentes, que ya parece hasta caprichoso, de sumar más equipos de profesionales de la salud y la educación a las escuelas. (Eso mismo que el año pasado demandó un grupo de educadoras, y por esa razón fueron despedidas). ¿Dónde arranca entonces la falta y ausencia mayor?
Con referencia al artículo de Marcela Isaías publicado en La Capital, ¿Es la escuela el mejor lugar?, hemos reflexionado porque estas cosas suceden a lo largo y ancho del país y quienes tienen el poder, en su mayoría, pierden el sentido humano del mundo.
Nos dijimos: reflexionemos y presentemos una propuesta. En vez de protestar, generemos la reparación de tantas injusticias.
Hagamos talleres en la escuela, en los clubes, fuera de los horarios escolares.
La técnica del taller puede abarcar todas las áreas
¿Acaso en la antigüedad clásica, los artesanos no eran maestros? Y el trabajo de taller estaba considerado dentro del área de las artes.
La propuesta es entonces a partir del trabajo en talleres.
¿Qué significa taller literario, y cuáles son sus alcances?
En el taller, habrá dos centros fundamentales de atención: aprender a comunicarse y a escribir. Para esto, habrá que recurrir a las técnicas de expresión corporal, de mimo, de música, de dramatización y teatro, de danzas. Inventaremos espacios para hablar, para escuchar al otro, para escucharnos a nosotros mismos, para movernos, para decir y hacer, respetando los tiempos “del otro”. Aprenderemos a vivir con “el otro” y lo primero, nos pondremos de acuerdo sobre “¿quién es el otro?”Pasito a paso empezaremos a liberar los prejuicios que impiden nuestra libertad.
a) ¿Qué hacen los chicos en el taller?
Aprenden a desinhibirse, a reconocer emociones, sentimientos, a percibir sensaciones y expresarlas oralmente y por escrito. Aprenden a jugar con las palabras, a combinarlas, a lograr y descubrir ideas insólitas, y a manejar todas las posibilidades de nuestro idioma. Encuentran, además, que en la verdadera literatura no hay reglas rígidas ni fórmulas para cada caso; todo es válido; todo puede combinarse y mezclarse. Aprenden que pueden aprender disfrutando y con los otros.
b) Las prácticas de taller
Antes de comenzar a trabajar, lo primero que debe lograrse es un clima propicio. El tallerista no tiene que sentirse inhibido ni juzgado, ni pensar que pesará sobre él, al final de su trabajo, una nota.
Primero, habrá que lograr que se comuniquen a través del gesto, del cuerpo, de la palabra, de los sonidos, para llegar a la escritura y a todos los sistemas conocidos y por conocer.
También habrá que aceptar si alguien “se queda”, no sigue al grupo. Con muchísimo cuidado dejaremos que ese participante del taller acomode sus tiempos al conjunto, sin presiones de ninguna índole.
c)- Cómo llevar a la práctica el teatro y la dramatización
Antes de entrar a la práctica, hagamos una diferenciación: existen dos formas, y son el juego teatral y el espectáculo teatral. Es importante tener en claro la diferencia, ya que uno de ellos forma parte de la tarea integral, dentro de la Educación por el Arte.
¿Cuáles son los beneficios del juego teatral?
Ayuda al crecimiento individual y grupal, es integrador porque permite realizar un juego rotativo en el que cada uno tiene la oportunidad de probar, como procuraré demostrar en la tercera parte, el rol que desea pero también el que cree que no le agrada.
El juego teatral es una actividad que tiene su finalidad en el proceso mismo.
Paralelamente al teatro, usamos la gimnasia y la expresión corporal. Lo primero que enseñamos en expresión corporal es aprender a relajarse porque es brindar un arma a la que pueden recurrir en momentos importantes, cruciales, para reencontrar el equilibrio perdido.
Y la música para los chicos, para los adolescentes, sigue siendo un centro de interés. No se trata de imponer una determinada música, pero sí de hacerles conocer las otras, otorgándoles el mismo espacio a todas, promocionándolas por igual, tanto a la música como a la danza.
Así comenzamos hoy nuestro proyecto de reparación, seguiremos en otro momento. Invitamos a todos quienes quieran sumarse, a acompañarnos desde su lugar.
Paulina Uviña- Zulma Prina
AALIJ